Rompiendo barreras: La larga lucha de las mujeres por un espacio propio

“El mundo entero tendrá los ojos puestos en Magallanes. Nuestra región cuenta con una historia profunda, una cultura rica y un entorno natural que no solo inspira, sino que invita a la ciencia y a la reflexión. Lo que se logre en este congreso establecerá un precedente para futuros encuentros de este tipo, impactando tanto el turismo como el avance del conocimiento», afirmó Elia Simeone Ruiz.

No hay cuentos escritos sobre ella, pero la historia de Elia Simeone Ruiz tiene tintes de un relato de Cenicienta, aunque con un final que aún se está escribiendo. Nació en Punta Arenas, creció en la emblemática población 18 de Septiembre y estudió en la escuela La Milagrosa y en el ex Liceo de Niñas. Al finalizar el colegio, su futuro parecía limitado a ser una buena dueña de casa. La reciente pérdida de sus padres pesaba sobre ella, y las expectativas no iban más allá de lo que dictaban las circunstancias. Pero el destino tenía otros planes.

Tras rendir la Prueba de Aptitud Académica, una amiga le reveló que su puntaje era sobresaliente, abriéndole puertas que nunca había imaginado. Impulsada por sus hermanos, dejó su ciudad natal y se trasladó a Santiago en el año XXX para estudiar periodismo en la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Lo que siguió fue un ascenso vertiginoso. Durante más de 17 años trabajó en El Mercurio, firmando titulares impactantes y protagonizando portadas que marcaron la agenda informativa. Viajó por el mundo, pero en 2005 decidió regresar a sus raíces. Con tres hijos, volvió a Punta Arenas, al mismo diario donde su padre había sido jefe de imprenta. Hoy, ocupa el cargo de jefa de crónica en La Prensa Austral, es presidenta mundial de AMMPE World y ha sido elegida como una de las 30 profesionales para participar en la tercera edición del programa «Mujeres en las Noticias», en colaboración con Google News Initiative y WIN Latam. Este intensivo de cuatro meses tiene como objetivo fortalecer el liderazgo femenino en el periodismo de América Latina y el Caribe.

Elia asume como misión transformar el periodismo desde las regiones, apostando por una perspectiva renovadora y descentralizadora que devuelva protagonismo a los territorios marginados. Un claro ejemplo de ello es el Congreso de AMMPE World, que se llevará a cabo del 23 al 27 de septiembre en Magallanes.

“Además de los aspectos estructurales y culturales, lo que más me molesta son los rumores, la falta de apoyo y el chaqueteo que, a veces, proviene incluso de las propias mujeres sobre su género”, lamentó.

¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las mujeres periodistas y escritoras en regiones alejadas de las capitales?

“Las mujeres que vivimos y trabajamos en regiones apartadas, como Magallanes, nos enfrentamos a un aislamiento constante. La falta de redes de apoyo, eventos o espacios para visibilizar nuestro trabajo nos pone en una situación de desventaja frente a quienes están en las capitales, donde el acceso a oportunidades es mucho mayor. Aquí, por ejemplo, las posibilidades de crecimiento profesional, como obtener becas, participar en encuentros o acceder a editoriales, son mínimas. A eso se suma que, muchas veces, el trabajo que hacemos desde regiones no se valora como debería, como si la calidad solo pudiera surgir desde los grandes centros urbanos”.

Además de las dificultades propias del periodismo o la escritura, ¿crees que hay una discriminación particular hacia las mujeres que trabajan en estas áreas?

Absolutamente. Las mujeres no solo enfrentamos una barrera territorial, sino también una discriminación de género. En muchas ocasiones, se nos exige el doble para ser tomadas en serio, y si a eso le agregas que trabajas desde una región alejada, es como si tus posibilidades de éxito se redujeran aún más. La centralización y el machismo estructural están muy presentes en nuestras industrias. En las capitales es más fácil generar redes feministas o espacios donde las mujeres impulsan sus carreras, pero en regiones, la lucha es más solitaria y con menos visibilidad”.

Hablando de visibilidad, ¿cómo afecta esta falta de exposición al trabajo de las mujeres en territorios alejados?

Nos afecta directamente. La falta de redes y espacios de visibilidad genera un círculo vicioso: al no tener oportunidades para mostrar nuestro trabajo, este queda invisibilizado y, por ende, no se nos considera para proyectos o reconocimientos importantes. Las mujeres en regiones quedamos fuera de la conversación, a pesar de que hacemos un trabajo de calidad. Hay una percepción errónea de que todo lo relevante ocurre en las grandes ciudades, lo que es injusto para quienes llevamos adelante nuestras carreras en zonas alejadas”.

Este congreso mundial se está realizando en Magallanes, un territorio lejano a la capital. ¿Qué importancia le das a este evento en la lucha por reducir las brechas?

El hecho de que el congreso se realice en Magallanes tiene un simbolismo muy potente. Por primera vez, estamos diciendo que las regiones son importantes, que las voces de las mujeres que trabajamos desde lugares apartados también cuentan. Este tipo de eventos no solo visibilizan nuestra realidad, sino que también crean espacios de intercambio con colegas de todo el mundo, lo que es fundamental para fortalecer redes. Aquí se están dando conversaciones que pueden cambiar el rumbo de la industria hacia una más diversa e inclusiva, donde no seamos nosotras quienes tengamos que adaptarnos a los centros, sino que los centros reconozcan el valor de las regiones”.

¿Crees que estos espacios de colaboración pueden ayudar a reducir las desigualdades estructurales?

“Sin duda. Los espacios de colaboración permiten romper con el aislamiento, nos abren puertas a nuevas oportunidades y nos dan la posibilidad de aprender de otras mujeres que han vivido experiencias similares. La creación de redes es fundamental, y este congreso es un gran paso en ese sentido. Al final, lo que buscamos es que, sin importar si estás en una capital o en un rincón del mundo, tengas las mismas oportunidades de crecimiento y que tu trabajo sea valorado en igualdad de condiciones”.

Las elecciones en Europa y en otras partes del mundo parecen estar enviando un mensaje claro. ¿Está la democracia en peligro?

Así es. Los recientes procesos electorales en lugares como Ucrania, Gaza, y Venezuela, así como la carrera presidencial en Estados Unidos, nos muestran que la democracia no está pasando por su mejor momento. Líderes autoritarios como Putin han sido reelegidos en procesos claramente controlados, con opositores exiliados, asesinados o impedidos de participar. En Venezuela, por ejemplo, Nicolás Maduro protagonizó un bochornoso robo electoral, marcado por la falta de transparencia y represión judicial contra sus adversarios”.

¿Crees que esto se refleja también en la literatura y el periodismo actual?

Entrevistado: Definitivamente. No es casualidad que títulos como Democracia en peligro o El ocaso de la democracia se vean cada vez más en columnas y libros recientes. Incluso, el periodismo enfrenta grandes desafíos, como la desinformación, la pérdida de confianza, los ataques políticos y la crisis del modelo de negocio. Las grandes compañías tecnológicas juegan un papel importante en esto, controlando cada vez más el mercado mediante algoritmos que precipitan la caída de los medios.

¿Qué crees que está impulsando este retroceso democrático?

Estamos viendo una tendencia preocupante. Tanto en la derecha, como en la izquierda, existen líderes populistas que buscan aferrarse al poder. Hay una creciente predisposición de la gente hacia el autoritarismo. Como mencionan autores como Anne Applebaum, en tiempos de incertidumbre y saturación de información, muchas personas anhelan el orden y la seguridad que prometen los líderes populistas, lo que nos lleva a simplificar problemas complejos y a polarizar aún más los discursos.

Hablando de la situación de los periodistas, ¿cómo está afectando esto a la libertad de prensa?

Lamentablemente, la libertad de prensa está en retroceso. En 2023, se registró un aumento alarmante en el número de periodistas asesinados, especialmente en Gaza, donde el 70% de los reporteros asesinados se encontraban cubriendo el conflicto. Según Reporteros sin Fronteras, este 2024 comenzó con más de 500 periodistas encarcelados por razones arbitrarias, siendo China, Birmania y Bielorrusia las peores cárceles para la prensa. Además, el ciberacoso es una nueva forma de violencia que afecta, especialmente, a las mujeres periodistas.

Ante este panorama, ¿qué se puede hacer para proteger la libertad de prensa y la democracia?

Es fundamental fortalecer a los medios y los periodistas. Debemos apostar por una educación que forme ciudadanos críticos y por un periodismo de investigación que confronte al poder y sea un verdadero fiscalizador. La democracia, aunque en retirada, todavía tiene esperanza. Como lo plantea Rosa Montero, no podemos rendirnos. Debemos actuar colectivamente para enfrentar el autoritarismo y revitalizar la confianza en las instituciones democráticas y en la libertad de expresión.

Para finalizar, ¿qué mensaje les darías a las mujeres que, desde las regiones, luchan por hacerse un lugar en el periodismo o las letras?

Mi mensaje es que persistan. No están solas, aunque a veces lo parezca. Eventos como este congreso nos muestran que hay una comunidad de mujeres dispuestas a apoyarnos, a visibilizar nuestro trabajo y a luchar por una industria más justa. Debemos seguir impulsando nuestras carreras desde nuestras raíces, con el convencimiento de que nuestras voces importan, sin subestimar desde dónde hablemos. Y como dice el tango, siempre regresamos al sur”.

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