Mujeres & ingenieras, en eni es un valor

Según datos de ENI PARA 2021, la plantilla femenina de Eni aumentó en 1,6 puntos porcentuales con respecto a 2020. Y las mujeres ocupan el 27,3% de los puestos de responsabilidad

 

Eleonora, Serena, Miriam son ingenieras, especializadas respectivamente en mecánica, química y energía nuclear. Son “Ambassador” de Eni y renden testimonio que las materias STEM y los trabajos científicos no son prerrogativa del mundo masculino.
Son mujeres, jóvenes, especializadas en materias STEM, y ejercen profesiones de competencia científica: si bien en muchos contextos laborales todavía es difícil encontrar el espacio adecuado con estas características, en Eni ya es una realidad ampliamente consolidada.
Se trata de Eleonora Venditti, Serena Sagnella y Miriam Parisi, que precisamente por eso forman parte de los “Ambassador” de Eni, un grupo de jóvenes de ambos sexos, entre 30 y 35 años, seleccionados para comunicar los valores de la empresa tanto al interior como al exterior de la empresa.

Su papel es fundamental: “Hay que pensar que somos una empresa con unas 33.000 personas -explica Eleonora Venditti – entonces se corre el riesgo de perder de vista lo que es una especie de tendencia que une todo nuestro trabajo. Los valores y la estrategia de Eni son los pilares sobre los que descansa la empresa y, en un momento como este, en el que el sector energético está experimentando un cambio y una evolución profundos, es aún más importante llegar a todas las personas de Eni que se encuentran , ellos mismos,  haciendo trabajos que van cambiando con el tiempo”.
“Es importante que todos y cada uno de nosotros tengamos claro cuáles son los objetivos centrales de una empresa para entender mejor nuestro trabajo y entender hacia dónde vamos”. Sin olvidar la importancia de la comunicación también fuera de la empresa: “Es fundamental. No somos solo voceros, somos embajadores de valores y proyectos estratégicos no solo de la empresa sino de todos”, agrega.

MUJERES Y CARRERAS CIENTÍFICAS
A pesar de los avances, aún son pocas las mujeres que siguen carreras científicas y sobre todo optan por estudiar ingeniería. La respuesta “es muy complicada” dice Eleonora. “Hay tanto un componente interno en cada uno de nosotros, es decir, el interés y la aptitud por lo que nos resulta más fácil hacer, como un componente formado por insumos externos”. Añade que en lo que respecta a Italia “es plausible que los mensajes externos que llegan a los chicos, entre 0 y 18 años, sean diferentes a los que reciben las chicas”. Entonces sí, podría estar parcialmente influenciado por un condicionamiento externo, social, que sin embargo está cambiando mucho.
En su caso, Eleonora eligió la ingeniería mecánica “un poco por aptitudes personales, ya que siempre he sido una niña que amaba las matemáticas, materia que siempre me ha resultado muy fácil, y un poco también por influencias externos, ya que mi hermana es química física y dentro de nuestra familia siempre ha habido muchas conversaciones apasionadas sobre temas científicos. La ciencia, por tanto, siempre ha estado presente en nuestra infancia. En particular, elegí la mecánica porque tengo pasión por los motores. También adoro las máquinas de todo tipo, incluso las de plantas industriales… es un tema en general que siempre me ha fascinado».
Respecto al tema de las pocas mujeres científicas, Serena Sagnella, ingeniera química, piensa que “aún hoy el mundo femenino está muy condicionado por el estereotipo del científico hombre y no mujer. Por supuesto, todavía queda mucho camino por recorrer, pero afortunadamente se están dando muchos pasos adelante. Puedo dar fe de que, por ejemplo, cuando yo estaba en la universidad, éramos muchas más mujeres que hombres, y también en mi grupo de trabajo, ¡somos un equipo con un porcentaje muy alto de mujeres!”.
Serena eligió la ingeniería porque “siempre ha tenido una pasión por las materias científicas, una pasión heredada de mi madre. Desde niña me ha transmitido el amor por las matemáticas y la química; además, mi padre siempre había querido que uno de sus cuatro hijos siguiera la carrera de ingeniero, así que yo, la más joven y la única mujer, decidí intentarlo. Y puedo decir que definitivamente fue la mejor elección que pude haber hecho».
Miriam Parisi, ingeniera nuclear, explica que todavía son pocas las mujeres que se acercan a las disciplinas STEM (acrónimo de Science, Technology, Engineering (and) Mathematics) precisamente por un hecho psicosociológico: “Lo que percibo ahora, sobre todo entre los jóvenes, es que tratan de identificarse con el trabajo y por lo tanto ven el estudio en aras de su futura ocupación. Por esta razón, puede ser más fácil para las niñas imaginarse a sí mismas como enfermeras, abogadas o maestras en lugar de sentirse como ingenieras. Quizá sea sólo esto: es lo que se denomina “imaginario colectivo”  que manda estos mensajes a los jóvenes, y en particular a las niñas”.
De pequeña, a Miriam le gustaban mucho las materias científicas “especialmente las matemáticas, sabiendo, sin embargo, que era un camino complicado por ser mujer, aunque siempre he sido muy decidida; en la universidad, aunque la proporción era aproximadamente del 75 % de hombres frente al 25 % de mujeres, no había disparidad de género. Es que éramos muy tenaces. En ciertas facultades debe ser así. Son facultades que realmente te ponen a prueba: hay que estudiar mucho y sobre todo no rendirse”.

TODAVÍA UN LARGO CAMINO PARA LA IGUALDAD
Ninguna de las tres se siente y nunca se ha sentido discriminada en Eni por ser mujer, pero las tres reconocen que en el exterior, aunque sea sutil, existe la discriminación. Para Eleonora, “el patriarcado existe y también existe en la forma de hablar, en los adjetivos que se usan, en los comentarios, y la cultura italiana está muy empapada de eso; en realidad lo siento en todas partes. Pero, en concreto, nunca me ha pasado que alguien se dirigiera a un colega mío pensando que podía ser mejor que yo”.
“Afortunadamente”, subraya, Serena nunca se ha sentido discriminada por ser mujer: “En el mundo laboral siempre me han tratado como a cualquier otro hombre, o como a cualquier otra persona con mayor antigüedad en la empresa que la mía. Básicamente, todos estamos colocados en el mismo nivel: si estamos tratando con mujeres, hombres, nuevos empleados, no importa, porque para Eni somos su gente».
En la carrera universitaria de Miriam no hubo discriminación entre sus compañeros, salvo algunos profesores «ancianos», señala, todavía anclados al estereotipo «bella es igual a no inteligente». En Eni, según explicó, nunca se sintió discriminada, pero afuera, sobre todo entre los chicos, le dijeron: “Pero es imposible que tengas esa facultad, yo nunca hubiera dicho eso”. Luego, añade: “Hay otros aspectos muy sutiles que se perciben, aunque no te lo digan en la cara: que una chica ingeniera no está a la altura de un chico ingeniero”.

COMPARTIR Y SER SOLIDARIO ENTRE MUJERES
Finalmente, les pedimos una sugerencia para las jóvenes que emprenden disciplinas STEM: “Como todavía vivimos en una sociedad donde existe el patriarcado, por algunas cosas nos cuesta más ser creíbles”, dice Eleonora. “Pero te repetiré hasta el final que no debes tener miedo de trabajar duro”.
“Otro aspecto importante es que hay que compartir nuestras ideas. Una de las cosas más importantes para las mujeres es hablar con otras mujeres, porque es fundamental no sentirse solas, sobre todo en contextos, como el científico, donde la presencia femenina todavía se ve con cierta desconfianza. Precisamente aquí se hace imprescindible tener una red de mujeres con las que confrontarse y, sobre todo ser solidarias entre nosotras”, subraya.
Serena reitera que el valor más importante que siempre hay que tener en cuenta son las personas: “Esta es precisamente la tarea del “Ambassador”: dar a conocer al mundo exterior cuánto es importante el valor de cada persona individual para la sociedad. Tan preciosa como para ser protegida en todas sus partes”.
Para Miriam es fundamental que las jóvenes “adquieran mucha seguridad y confianza en sí mismas, al menos eso hice yo: hay que ser decididas;  orgullosas de representar, quizás, un papel masculino, pero seguir siendo mujer sin dejarse influenciar por juicios externos. Y sobre todo, ¡sigue tus sueños!”.
“Por suerte tengo una dirección íntegramente femenina”, concluye Parisi: «Son mis ídolos porque las veo decididas, fuertes y eso las pone a la par del género masculino. Porque muestran confianza. Esto es lo que debemos hacer siempre como mujeres: mostrar confianza en nuestras capacidades”.

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