Tragedia democrática: Más del 90% de los periódicos del mundo desaparecieron en los últimos 20 años

“Hace 50 años vivíamos en un mundo que tenía esperanza en el futuro, hoy vivimos en un mundo que tiene miedo al futuro”, lamentó Rosa Montero e hizo un llamado a las mujeres escritoras y periodistas a aspirar a la normalización en todos los ámbitos: «Las mujeres no podemos ser un capítulo aparte. Hay que aspirar al todo. Las mujeres no podemos ser un capítulo aparte, un tema aislado, una mesa separada, un simposio segregado», precisó.

“Las novelas son sueños que se sueñan con los ojos abiertos”, afirma Rosa Montero, destacando que la ficción nace de lo más profundo del inconsciente, y es la historia la que elige al escritor, no al contrario. Por otro lado, el periodismo exige claridad y precisión, pues es una búsqueda de la verdad objetiva, en la que el reportero se informa, entrevista a los protagonistas y presenta los hechos con la mayor transparencia posible. Montero considera el periodismo fundamental para la democracia, subrayando que, sin un periodismo sólido, las democracias se debilitan.

«Amigas, queridísimas amigas. Y os ruego que, en este plural femenino, también se sientan incluidos los hombres, así como las autoridades. Tal como las mujeres nos hemos sentido incluidas durante siglos en el plural masculino sin mayor problema».

Con estas palabras, la escritora española y referente internacional del periodismo, Rosa Montero, rompió el silencio y desató la primera ovación de muchas que marcaron su charla magistral, titulada «Ni para tomar impulso», con la que se dio inicio al XXV Congreso Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras (Ammpe World).

Durante su intervención, Montero confesó que lleva más de 20 años sin participar en congresos exclusivamente femeninos, una decisión que surgió de su percepción de que, en el mundo occidental, estos encuentros ya no eran tan necesarios como lo habían sido en décadas anteriores. «Me parecía que ya no era positivo», comentó.

Sin embargo, su perspectiva cambió, y aceptó la invitación. «El mundo se está poniendo terrible», advirtió, evocando la crisis de legitimidad democrática y el auge de los extremismos. «Lo primero que se ataca en estos momentos retrógrados son los logros de las mujeres», afirmó, mientras citaba ejemplos del retroceso de derechos en países como Irán y Afganistán, donde mujeres que alguna vez fueron ministras ahora viven silenciadas y confinadas.

Su discurso, profundo y reflexivo, conectó con las presentes, muchas de ellas también «guerreras veteranas», como las describió y sacó otra ovación. Y es que Montero no solo ofreció un análisis agudo de los desafíos actuales, sino que además instó a las mujeres a aspirar a la normalización en todos los ámbitos. Con vehemencia, expresó: «No podemos ser un capítulo aparte, un algo segregado, no podemos ser una cajita».

También compartió una investigación realizada en 2014 por Ana López Navajas en la Universidad de Valencia, la cual reveló que solo el 7,6% de las referencias en los estudios escolares españoles eran sobre mujeres, cifras que se aplican a todo el mundo. Un dato que calificó como «ridículo», lo que llevó a la investigadora a crear el proyecto Women’s Legacy: Our Cultural Heritage to Equity (El legado de las mujeres: nuestro patrimonio cultural hacia la equidad). Se trata de un archivo destinado a visibilizar las contribuciones femeninas en todos los campos del conocimiento.

«Es un trabajo colosal», subrayó, y defendió, así, la inclusión plena de las mujeres en todos los aspectos de la vida cultural, social y política, no como una excepción, sino como parte integral de la narrativa histórica y contemporánea.

«Es necesario contar la historia tal como es. Antes teníamos una historia incompleta, mutilada, errónea y machista. No es que la nuestra sea feminista, es simplemente una historia normal, una que refleja la realidad. La anterior nos educó robándonos la mitad de la experiencia humana, invisibilizando a una parte fundamental de la población», señaló.

Para lograrlo, la escritora propone que las mujeres deben ser profundamente ambiciosas. «Nuestra ambición debe centrarse en la normalización desde sus raíces más profundas. Como dice Navajas, no sirve de nada que el 8 de marzo los profesores hablen de Lise Meitner, la brillante física que contribuyó a la fisión nuclear junto con Otto Hahn, aunque él fue el único en recibir el Nobel y ella fue borrada de la historia. No basta con mencionarla solo ese día. Lo que se debe hacer es hablar de ella siempre que se enseñe fisión nuclear en las aulas», sentenció.

Tampoco es útil que, por ejemplo, se programe una obra sinfónica de una mujer solo el 8 de marzo. «Eso es contraproducente. Lo que se debe hacer es incluir obras de compositoras a lo largo de toda la temporada, porque desde el principio de los tiempos ha habido creadoras increíbles, como la compositora de oratorios que dieron origen a la ópera. Hay que aspirar al todo. Las mujeres no podemos ser un capítulo aparte, un tema aislado, una mesa separada, un simposio segregado».

Luego, haciendo una pausa y mirando a las presentes dijo: «Te preguntarás: ‘Si esta señora piensa así, ¿qué demonios hace aquí?'». Y ella misma responde: «Tengo un propósito político». Declarando que su intervención es un llamado a la acción, y una profunda reflexión sobre los logros, desafíos de las mujeres, y una reivindicación de su lugar legítimo en la historia y en el futuro que aún está por escribirse y sacó más aplausos de un audiencia que asentía emocionada cada una de sus frases.

Periodismo y literatura

Durante su charla abordó con profundidad las tensiones entre la literatura y el periodismo, trazando paralelismos y diferencias desde su propia experiencia y observaciones. Según Montero, aunque ambos campos son formas de narrar la realidad, los métodos que utilizan y los objetivos que persiguen difieren radicalmente. Para ella, la literatura tiene un carácter ambiguo y exploratorio, donde se busca el sentido de la existencia sin respuestas preconcebidas. «Las novelas son sueños que se sueñan con los ojos abiertos», afirmó, subrayando que la ficción nace en lo más profundo del inconsciente, y la historia elige al escritor, no al revés.

«Por eso, estoy completamente en contra, radicalmente en contra, de las novelas utilitarias, ya sean ecologistas, feministas o animalistas. Aunque, como ciudadana, me considere ecologista, feminista y animalista, no se puede usar la novela con ese fin. La novela, como he dicho, es una búsqueda del sentido del mundo, un camino hacia el conocimiento. No puedes emprender ese viaje llevando ya las respuestas preestablecidas”, sentencia.

En cambio, el periodismo exige claridad y precisión, es una búsqueda de la verdad objetiva en la que el reportero se informa, entrevista a los protagonistas y plasma los hechos con la mayor transparencia posible. Montero considera al periodismo como un elemento esencial para la democracia, insistiendo en que “sin un periodismo fuerte, las democracias se debilitan”. Lamenta que los últimos 20 años hayan sido una «travesía del desierto» para esta profesión, con la desaparición de más del 90% de los periódicos en el mundo debido al auge de las redes sociales y la proliferación de las «fake news» (noticias falsas).

“En los últimos 20 años, más del 90% de los periódicos del mundo han desaparecido. Esta es una tragedia que trasciende el ámbito de los medios de comunicación; es, sin duda, una tragedia democrática. Actualmente, el 57% de la población española se informa a través de las redes sociales. No me refiero a que lean periódicos en línea, como lo hago yo, sino que se alimentan de avisos y noticias que aparecen en Google o que les envían amigos en las redes. Esto significa que están expuestos a las fake news, mentiras y bulos. Si el 57% de la población no consulta un periódico, el futuro se presenta muy sombrío”, protestó.

En sus reflexiones sobre la literatura, Montero también toca un punto crucial: las experiencias universales y las específicamente femeninas. Señala que si bien hombres y mujeres comparten un imaginario creativo en el mundo occidental, hay territorios aún no «cartografiados» por las mujeres, como la maternidad o la menstruación, que han sido históricamente colonizados por el patriarcado e invisibilizados. «Hay partes del mundo que solo nosotras hemos vivido, y nos corresponde a nosotras nombrarlas», dice, destacando la importancia de explorar estas experiencias en la literatura femenina.

A pesar de esto, Montero critica la tendencia a leer las novelas de mujeres como si fueran exclusivamente sobre mujeres, mientras que las de hombres se consideran universales. Recalca que su objetivo como novelista no es escribir sobre mujeres, sino sobre el género humano. «El 51% de la población somos mujeres, pero eso no significa que nuestros libros hablen solo de nosotras», aclaró.

Asimismo aseguró que esta capacidad de reflexión crítica es la que permite a la periodista y escritora situarse en la intersección de ambos géneros, combinando la rigurosidad del periodismo con la libertad creativa de la literatura. Su análisis revela cómo la escritura, sea periodística o literaria, es una herramienta poderosa para desentrañar la complejidad del ser humano y, en última instancia, para luchar por un mundo más justo y comprensivo.

“Llevo un montón de tiempo y me doy cuenta de que hemos asumido numerosos deberes. Así que, ni un paso atrás. Ni siquiera para tomar impulso. Hay que estar preparadas para luchar en la trinchera todos los días”, concluyó.

Al finalizar su intervención, Rosa Montero recibió de manos del director regional de Senatur, Víctor Román, y de la presidenta de Ammpe World, Elia Simeone, una obra de fierro creada por la artista magallánica Paola Vezanni. Esta pieza refleja la inclinación de los árboles ante el viento característico de la zona.

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